Pasada ya la Semana Santa, todavía hay algunos tajos que recolectan las últimas aceitunas del campo, aunque a estas alturas, debido al intenso invierno de lluvias que ha vivido la provincia, el fruto que resta por recoger se encuentra en gran medida hincado y degradado, motivo por el que la Junta de Andalucía y las organizaciones agrarias ya avisaron de que la producción podría verse mermada un 20 por ciento sobre el aforo previsto de 530.000 toneladas. Del total, las cuadrillas aprovecharán las próximas jornadas para llevar a las almazaras el 10 por ciento que aproximadamente queda para finiquitar la campaña.
Sin embargo, una vez finalizada la temporada de recolección, los agricultores se enfrentan ahora a una etapa también de mucho trabajo. Y es que es el momento de realizar los trabajo de poda del olivar, de eliminación de los restos resultantes y de la aplicación del abono necesario para que el árbol se encuentre en perfectas condiciones para que la próxima campaña tenga una cosecha aceptable.
¿Qué significa todo este trabajo nada más acabar la recolección? Pues más gastos para los oleicultores, que apenas han terminado de llevar el fruto a las fábricas -con todos los costes que ello conlleva en jornales, gasoil, maquinaria, etc.- cuando tienen que hacer nuevamente cuentas para sopesar los gastos que tendrán ahora. Y es que también para estas semanas tendrán que pagar a los podadores profesionales (el precio medio del jornal por día se sitúa en los 100 euros), deberá invertir en jornales que eliminen las ramas y leña, y tendrán que pagar el abono que aplicarán después a los árboles. Todo ello se traduce en un nuevo varapalo para el agricultor.
Las cuentas son fáciles de hacer: más gastos mientras el precio del aceite continúa en mínimos. Y es que la falta de liquidez de los agricultores les está llevando semana tras semana a poner en el mercado su 'tesoro' a unos precios que no cubren sus gastos. El Red Pool del Aceite de Oliva indica que el kilo de aceite se cotiza en estos momentos a 1,84 euros de media, bastante lejos de los 2,49 euros/kilo que estima el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino en su último Estudio de la Cadena de Valor del Aceite de Oliva.
El problema es que se cumplen ya muchos meses con unos índices muy bajos, lo que repercute en la economía del oleicultor. La única salida que está encontrando es la de minimizar todo lo posible sus costes. Por ello, en épocas como las actuales se están decantando por abonar en menos ocasiones o con poca cantidad, además de intentar pagar menos jornales, echando mano de familiares o realizando algunas de estas labores agrarias ellos mismos.
«Abonaré menos»
Felipe Higueras tiene 35 años y en estos días se encuentra en plena poda de sus olivos, ubicados en la comarca de la Sierra Sur. Tras una campaña de recolección atípica, marcada por la lluvia, ahora le toca correr. «Tenemos que podar, eliminar las ramas y abonar en las próximas semanas», apunta. Sin embargo, «todavía no me he repuesto de los jornales que he tenido que pagar por recoger la aceituna, cuando ya estoy pagando los de la poda», lamenta, a la vez que asegura que «en años anteriores abonaba dos veces al año, pero los olivos tendrán que conformarse ahora con una vez», subraya. En su caso, las labores se complican, ya que los olivos están en zonas de sierra, en las que es más difícil acceder.
Para diversas partes del sector oleícola, como son las cooperativas y las organizaciones agrarias, el único mecanismo que podría salvar la situación sería la activación del almacenamiento privado. Sin embargo, el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino considera que aún no se dan las condiciones necesarias para activarlo.
Fuente: ideal.es
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